jueves, 6 de junio de 2013

No quiero un remake del final Fantasy VII








El trabajo de restaurador de obras de arte es poco menos que impresionante, interesante y apasionante. No se trata de dejar en perfecto estado de revista una obra deteriorada, ni “rehacerla” para que parezca creada antes de ayer. El quid de dicho oficio es el de limpiar y dejar lo más visible posible la parte antigua de la obra, sea cual fuere, y añadir detalles que falten, incidir en la parte original y diferenciarla de los nuevos añadidos si los hubiera. Siempre de modo remarcable para apreciar qué es la parte primigenia y qué es la parte restaurada y añadida. Tratan de que se pueda apreciar qué es parte de la obra original y qué ha sido añadido posteriormente, para poner en valor la intención del artista. Menudo negocio más malo hubiera sido añadirle brazos a la Venus de Milo, y dejarlos tan bien puestos que pareciera que siempre hubieran estado allí.




Del mismo modo, hay videojuegos de antaño que en su día fueron joyas y referentes para el futuro, que no deberían, en mi más modesta opinión, ser rehechos de cero para, entre otras cosas, hacerlos más accesibles a las generaciones presentes, tan exigentes técnicamente. Hoy en día abundan conceptos como los graphic-whore, que miden la calidad jugable de un título sólo juzgando los gráficos mas punteros y efectistas, e incluso marginan en las estanterías juegos que no alcanzan su “baremo” de calidad técnica.




Llegados a este punto, hoy quiero hablar de una obra atemporal, idolatrada por muchos, sobrevalorada a juicio de otros, pero la cual siempre está de plena actualidad por “culpa” de una masa enfervorecida que exige un “remake” del juego para adaptarlo a los estándares actuales. Es decir, la tan traída y llevada HD. El juego en cuestión, se componía de preciosos fondos prerrenderizados y personajes poligonales que se movían por los escenarios a su antojo. Intentar un lavado de texturas para “actualizar” su aspecto sería cuando menos un suicidio, ya que en aquel momento los pupilos de Sakaguchi manejaban polígonos arcaicos, que para la época eran resultones. Sin embargo a día de hoy, resultan pobres de aspecto, siendo benévolos. Dicho lavado de cara hoy día se estila para hacernos pasar (de nuevo) por caja, debiendo pagar por juegos que ya habíamos adquirido y pagado, y así satisfacer nuestro ansia de citius, altius, fortius. En algunos casos se agradece, por ejemplo en el gran Shadow of the colossus, sobre todo para quien pueda disfrutarlo en 3D. Otro ejemplo podría ser el caso de la versión de mi venerado Ocarina of Time (el mejor juego de la historia), al cual le añadieron el 3D con mayor o menor acierto a juicio de cada cual. Sin embargo el lavado de cara sobre todo a nivel texturas fue muy de agradecer (no me pronunciaré ante la “casualización” del celebérrimo Templo del agua). A decir verdad, en la gran mayoría de los otros casos, me resulta innecesario.






En el caso del título que hoy me ocupa, una “actualización para satisfacer los caprichos de los new gamers” supondría rehacer el título desde cero. Primera decisión: ¿mantener fondos prerrenderizados, o todo en 3d??? Tarea titánica, sobre todo si se decide lo último. Que sí, que quedaría muy bonito poder jugar a algo similar a aquella famosa demo técnica de PS3, pero... ¿dónde quedaría el alma del programa? ¿Dónde quedaría esa vista en perspectiva cuando llegas por primera vez al Gold Saucer?? ¿o el encanto de mirar por el ojo de la cerradura en el club de la abeja??? ¿Ese sentimiento de desolación al abandonar el mercado Mako, acentuado por la nostálgica partitura del maestro Nobuo Uematsu?? Todo sería brillante, muy bonito con detalladas texturas, efectos de luz incidiendo en el entorno... tengo la sensación de que sería todo muy artificial, y ni en 200 años, el nuevo y flamante remake en HD del FF VII me daría siquiera ¼ de las sensaciones que allá por 1997 sentí al involucrarme con aquella propuesta tan novedosa para la época. 



Me niego en redondo a que perviertan esos mosqueos de Barret, la cita con Aeris (si así lo elegiste), los recuerdos de Niebelheim con Tifa encaramada al pozo mientras nos habla del futuro. Quiero dar un paseo por Wutai tal y como la conocí, quiero volver a la mansión Shinra a tocar el piano con esa vista cenital. Subir al planetario del abuelo de Nanaki y atender a su explicación acerca de la vida y la muerte tal y como el maestro Sakaguchi concibió en su día esa escena.




Sí, la localización al castellano estaba llena de errores (allé voy), y los instrumentos midi podrían ser sustituídos por una atronadora orquesta sinfónica, y efectos de sonido en Dolby Digital que permitiera apreciar incluso el crepitar de una llama. Pero no cambiaría por nada la sensación de libertad recorriendo ese mapamundi tan retro, con peligros acechando en cualquier rincón en forma de continuas batallas aleatorias. Quiero las invocaciones tal y como las conocí, con esos pobres polígonos carentes de texturas, y sin embargo, que ofrecían un espectáculo sobrecogedor.




Hoy todo eso se convertiría en una orgía de imagen y sonido que, seguramente sería muy placentero para los sentidos, pero, a su vez quitaría protagonismo a esa gran historia que más atractiva se revela cuanto más se avanza por ella. Anestesiaría nuestras mentes y no nos permitiría disfrutar en toda su grandeza del excelente sistema de materia del juego, profundo y complejo de dominar. Porque esa es la esencia del juego, ese es su legado.  



Así que, por favor, entiendo lo goloso que pueda ser a nivel de ventas para Square-Enix, que también ayudaría a la pobre y decadente imagen que están dejando tras ser la referencia universal de los JRPG. Pero, por favor, dejen las cosas tal y como están, y quien lo quiera disfrutar, que desempolve la vieja Playstation, abra la bandeja de la gris e introduzca el CD 1 mientras la melodía característica de la saga nos hipnotiza.














jueves, 23 de mayo de 2013

Bienvenidos!!!!


Bienvenido!!!






Hola, comienzo mi andadura personal en esto de los blogs abriendo una ventana a los temas que más me interesan. Una especie de cajón de sastre donde pueda expresarme  y compartir experiencias, vivencias y demás cosas que me ocurran. Con vocación cultural, pretendo aglutinar temas de mi interés que desee compartir con el mundo, siempre que haya quien me quiera leer.
Bienvenidos, espero nos veamos en lo sucesivo.